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'15
Sentir emociones agradables y desagradables es una característica esencial de la naturaleza humana. El contacto con otras personas y las situaciones que se viven diariamente determinan el carácter de cada individuo a través del tiempo. Peculiarmente, en el ocaso de sus vidas, los seres humanos suelen caer, a veces sin darse cuenta, en estados depresivos profundos que limitan su bienestar psicológico y físico.
La depresión es un trastorno anímico que se presenta cuando sentimientos como la tristeza, la ira o la frustración son tan intensos que interfieren con la rutina personal. En los adultos mayores, ésta parece ser una condición generalizada; sin embargo, no es precisamente normal. Es común que en el caso de los ancianos la depresión se confunda con circunstancias típicas de la edad como fatiga constante, falta de apetito, irritabilidad y/o problemas para dormir; por eso es necesario estar informado para prevenirla o atenderla a tiempo.
Generalmente, la depresión en la vejez se detona por cambios determinantes en el estilo de vida del individuo como el cambio de casa después de vivir varios años en un solo lugar, la separación familiar, el fallecimiento de parientes y amigos, o la pérdida de autonomía por padecimientos crónicos. Incluso, a nivel físico, el consumo excesivo de alcohol y de algunos medicamentos que controlan afecciones como la artritis y la hipertensión, provocan que algunas personas de edad avanzada sean más susceptibles a sufrir estados depresivos.
Las semillas que siembres hoy, serán los frutos que coseches en el futuro; y nadie quiere llegar a la senectud sintiéndose incómodo o triste todo el tiempo. Por eso, si deseas evitar la depresión en la vejez, considera las siguientes recomendaciones con tal de preparar tu cuerpo y mente para vivir una jubilación plena.
El camino hacia una vejez agradable comienza desde tu juventud. Además de considerar las sugerencias anteriores, también te recomendamos que conserves tus finanzas personales en orden desde este instante. Comienza a guardar un poco de tus ingresos mensuales en tu Afore y/o en un fondo de ahorro para el retiro. Si cuidas tu salud e inviertes tu dinero adecuadamente, cuando seas un anciano, sólo deberás preocuparte por disfrutar aún más cada día.