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Los suplementos nutricionales, también llamados alimenticios o dietéticos, son concentrados de vitaminas y minerales, carbohidratos, lípidos, proteínas, extractos de plantas, aminoácidos o enzimas que se añaden a la dieta. Normalmente se administran para corregir alguna deficiencia nutricional debido a una mala alimentación; no deben de tomarse como sustitutos de la alimentación, sino como un complemento y se recomiendan a personas vulnerables como:
Se suplementa por razones como:
Hay que tener presente que los nutrientes que debemos adquirir a través de los alimentos cada vez son más deficientes debido a los actuales sistemas de explotación extensiva, el agotamiento de los suelos, los aditivos, la contaminación, los pesticidas y medicamentos incorporados.
El mercado de los suplementos nutricionales en México es de casi MXN $11,000,000,000 anuales y va en crecimiento. Sin embargo, aún existe poca información sobre qué son, qué riesgos pueden representar y qué beneficios brindan estos productos.
Los suplementos nutricionales siempre serán un apoyo a para equilibrar la dieta y deben estar ajustados a las necesidades específicas de cada persona. Hay que recordar que no son medicamentos y por lo tanto, no pueden curar enfermedades y no sirven para bajar de peso.
Todos los suplementos son regulados por la ley y deben estar etiquetados correctamente según la normativa vigente. Se comercializan en pastillas, cápsulas, ampollas, sobres, gel, polvos y líquidos, aunque también se pueden encontrar en forma de alimento, como barritas o jugos.
La dosis diaria recomendada (RDA) de suplementos es:
Si no crees estar obteniendo las suficientes vitaminas y minerales en tu dieta, habla con tu médico y él podrá sugerirte suplementos nutricionales que se ajusten a tu dieta y estilo de vida, pues algunos pueden interferir con la acción de medicamentos en el organismo. Lee atentamente las etiquetas de los suplementos y alimentos enriquecidos, y evita exceder la dosis recomendada pues podría resultar contraproducente para el organismo.
En caso de dudas, acude a un dietista, nutriólogo o a su médico de preferencia. Si no tienes problemas médicos, lo mejor es buscar una alimentación bien balanceada y lo más natural posible, sin tomar sustancias industrializadas.